El mundo giró a nuestro alrededor sin historias que vivir.
Mil recuerdos se apagan.
Aún quedan las cenizas antes de arder en llamas.
¿Quienes somos?
¿A qué le tememos?
Hay un final para esta historia que nunca fue escrito.

Skylar Grey - Wear Me Out

martes, 18 de febrero de 2014

Cosa de tres: Parte III





No pude... No pude ser valiente. ¡Soy un fraude! ¿Cuanto tiempo más voy a tener que esperar ahora? Siempre supe que sentía algo más por ella, y en este último tiempo me doy cuenta que este sentimiento siempre estuvo ahí. Incluso desde nuestra infancia juntos. Odio que ser su mejor amigo. Odio no tener el valor de decirle lo que siento por ella. Supongo que tengo miedo de que no reaccione como deseo que lo haga. De perderla sin tenerla siquiera como amiga. No quiero que pase eso. De todos modos, no quisiera perderla. Sería capaz de seguir siendo su amigo con tal de estar a su lado todos los días. ¿Acaso no es lo que estoy haciendo ya? Y sin embargo me quedo con la duda. A veces siento que no la merezco. Que no puedo darle todo lo que me gustaría. Es que ella es tan hermosa. Tanto por fuera como por dentro. Yo no me creo así. Tengo demasiados defectos. Sin embargo, cuando estoy con ella, me olvido de ellos. Todo lo que hago es concentrarme en la chica que tengo en frente. En sus ojos. Su mirada. Tiene una mirada muy dulce que amo. Amo todo de ella. ¿Cómo no hacerlo si es perfecta? No quiero equivocarme... pero creo que a ella le pasa lo mismo que a mí. Casi pareciera obvio, pasamos mucho tiempo juntos. Incluso ayer por la noche una chica nueva del grupo trató todo el tiempo de llamarme la atención y pasé de ella para quedarme con Carey. Ese momento fue épico. La chica enloqueció un poco y terminó llevándose a otro tipo a su habitación. Le tuve un poco de envidia porque yo estaba regresando solo a mi cuarto. Solo, sin Carey. ¡Mierda! Estoy completamente perdido. Hasta creo que me estoy enamorando de mi mejor amiga.
Por la tarde salimos a caminar. El parque estaba cubierto por hojas secas que caían de los árboles ya que estábamos en otoño. Íbamos pateándolas como pelotas de fútbol. Nos sentamos en un banco donde no había nadie alrededor. Hablamos de un montón de cosas pero lo más importante fue esa mirada. Esa mirada que puso cuando, seriamente, le dije que la quería mucho más de lo que podía imaginarse. Que apreciaba tenerla de mejor amiga, pero que con eso no bastaba. Nos miramos durante unos segundos en los que nuestras miradas se dijeron todo y luego me contestó... Fui un cobarde durante todo este tiempo mientras que a ella le pasaba lo mismo que a mí. Ella estaba enamorada de su mejor amigo y su mejor amigo estaba enamorado de ella.