El mundo giró a nuestro alrededor sin historias que vivir.
Mil recuerdos se apagan.
Aún quedan las cenizas antes de arder en llamas.
¿Quienes somos?
¿A qué le tememos?
Hay un final para esta historia que nunca fue escrito.

Skylar Grey - Wear Me Out

viernes, 29 de noviembre de 2013

Otra pérdida


Soy fiel creyente de que una mirada vale mucho más que mil palabras, y su mirada me dejó suspirando. Es inútil, se que es inútil suspirar por alguien que ni siquiera conozco, pero esa persona es de las que creés que no vas a encontrar nunca.
El colectivo iba lleno y había una concentración de gente a delante que no me dejaba pasar. Como pude, me fui adentrando al centro y me detuve al lado de una nena que estaba con su papá. El señor que estaba detrás de mí, se abrió paso hasta la puerta y entonces fui a donde estaba él antes. Fue entonces cuando vi unos ojos y luego una boca que se arqueaba sutilmente como si fuera una sonrisa, y luego vi su rostro. Su cabello era negro, era de piel blanca, y llevaba un auriculares y un libro en la mano.
Con la mirada hacia la ventana, me decía a mi misma cuan linda era esa persona. Y desde que lo vi, supe que no lo volvería a ver otra vez. Que me pararía a su lado pero que eso sería lo último que hiciera, antes de pararme frustrada delante de la puerta para bajar en la próxima parada. 
Y eso fue lo que pasó. Me paré a su lado, lo más cerca que pude, y cada tanto giré mi cabeza a la derecha solo para fijarme en él. 
Cuando las canciones de mi celular se detenían, podía escuchar las de él: rock y puro rock. Así era su onda, muy rockera y canchera. De todas formas, no desentonaba que estuviera leyendo un libro. A fin de cuentas, a mí también me gusta leer. 
En el casi largo trayecto imaginé su voz, me imaginé a mí pidiéndole su número de teléfono, y me frustraba cada vez que una cuadra quedaba atrás. No quería llegar, sin duda no quería. Deseaba que él se bajara conmigo, pero si él se bajaba primero, estaba decidida a bajar detrás de suyo. Sin embargo, yo bajé primero. 
Ya en la esquina miré hacia atrás a ver si milagrosamente aparecía.
El colectivo pasó de largo, el muñequito del semáforo cambió a blanco, crucé a la otra calle, y en todo ese tiempo no hubo rastro de él. Tenía que aceptarlo, este era uno de esos flechazos pasajeros.  
Es triste saber que me pongo mal por alguien de quien me voy a olvidar mañana. Más triste aún, es dejar pasar los días, las oportunidades... más triste es dejar los esos momentos pasar, para enterrarlos después en el inconsciente. No voy a decir: "Espero verlo algún día", porque eso solo me haría verme más pésimo de lo que me veo a mi misma. 

lunes, 11 de noviembre de 2013

Más espaldas que miradas

Mi edad no saben
Ni quien soy, ni de donde vengo.
Más me crié en la pobreza y allí es donde pertenezco.
Lo ves en mis pies descalzos,
o en mis zapatos rotos.
He visto más espaldas que miradas.
Más basura que juguetes.
Soy parte de una gran parte que parece ser pequeña.
Soy la comida que desperdicias,
los juguetes que descuidas,
la ropa guardada al fondo del cajón.
Soy estos zapatos rotos que cada vez se desgastan más al tiempo que voy creciendo.
Me gustaría creer que hay una pequeña esperanza.
Que la lluvia caerá, me bañará y me saciará.
Que no pasaré hambre, que la sed ningún problema será.
Mi edad no saben, más ella no importa.
Ni quien soy, ni de donde vengo.
Más en la pobreza nací, en la pobreza me quedo.
Pero vos que te criaste en una habitación con una cama donde dormir,
vos que tenés zapatos nuevos,
en la pobreza de corazón vivís
porque la mirada me has esquivado
y la espalda mil veces me has has dado.





jueves, 7 de noviembre de 2013

El raro deseo de ser taxista

Hoy con guada subimos a un taxi muy diferente a todos. Estaba lleno de stickers y poemas que, según la nota de un diario que llevaba pegada en el asiento del conductor, eran escritos por él. Durante el viaje pude leer la nota completa: entre otras cosas, decía que de chico jugaba a ser taxista y que es lo que siempre quiso hacer, que era feliz haciéndolo. Lástima que el viaje fue corto, porque me habría gustado conversar con él, preguntarle el por qué de ese deseo de ser taxista. Algo loco porque no es lo que comúnmente alguien aspira a ser, y, de mi parte, me provoca inspiración ver como una persona ama su trabajo. Admiro que no le importara cuanto su papá le insistiera que tenía que estudiar. Él fue y lo hizo.
Una vez más, puedo decir que no importará el dinero que cobres mientras estés haciendo (o intentando hacer) eso que tanto te apasiona. Espero encontrar más gente así.

viernes, 1 de noviembre de 2013

Tocando el cielo



A diario suelo verlo desde lejos.
Oculta entre un grupo de personas. 
Suelo imaginar como sería su voz.
La imagino bien masculina pero juvenil a la vez.
Se que con solo una mirada de él, dejaría de ser invisible.
Tan solo si sus ojos se fijaran en los míos... 
De solo pensar que ese día podría llegar, una sonrisa inmensa se asoma por mi cara.
Tiendo a mantenerme siempre sobre la misma línea aburrida e insignificante.
Soy una gota cayendo junto a muchas más.
Una pieza insignificante del rompe cabezas.
Esa pieza pérdida incapaz de ser encontrada. 
Cuanto me encantaría ser amada.
Saber como se siente el amor. 
Suspirar teniéndolo a mi lado antes que suspirar viéndolo desde lejos. 
Pero eso jamás pasará
si aún me siento la mejor amiga de alguien en vez de ser la protagonista de mi vida.
Tal vez un día él me vea y se fije detenidamente en mí. 
Tal vez un día él se acerque hablarme y me pregunte porque no me había visto antes.
Se que ese día será el más feliz de mi vida.
Ese día seré la protagonista de mi historia.
Pero ese día pasará una vez que deje de soñar.
Una vez que despegue mi cabeza del cielo. 
Porque las nubes no son un buen lugar para descansar.