Más de cuatro años escribiendo, y hoy, siendo un Martes 7 de Abril, llegando al año cinco (si mis cálculos no me fallan) de escribir, empiezo a sospechar que la única persona que se la pasa tirándose piedritas por delante es la mina que le da a la teclas del teclado con furia tras quedar duras de volcarle gaseosa encima. (Y bue, cosas que pasan). Puede que, al fin y al cabo, esté mal viendo obstáculos en piedras en vez de oportunidades en limpiar un poco de polvo. Pero siempre me dijeron que no sé barrer, que barro sin ganas... No creo ser la profesional en este caso de ponerse a barrer la capa superficial de polvo que no me deja ver lo que hay debajo. Quitando la idea del polvo y la piedra, ¿sería capaz de crear soluciones en vez de problemas? ¿Tendré algún día la fuerza de voluntad para cruzar aquel pasillo, tragarme las lucecitas y embriagarme de respuestas? ¿Seré, algún día, capaz de darle un vistazo a esta entrada de Abril del 2015 y sonreír porque por una puta vez en lo que va de escribir tuve razón acerca de que el obstáculo, la piedra grande, está en mi cabeza?
No sé, no preguntes. |
PD: Puede que nada de lo dicho anteriormente esté nutrido de sentido, pero el perro enredado en lucecitas navideñas... sabe más que yo de soluciones y problemas.