Soy un libro abierto y unas páginas en blanco. Cuanto más intentes saber quién soy, cuanto más seguro estés de conocerme, es cuando más herrado habrás de estar, pues ni siquiera esta chica se conoce a sí misma. Sin embargo, sabés cosas de mí que yo no. Percibís cosas de mí que las puedo ver solo cuando me las decís.
Inútilmente te esforzás por conocerme, mientras que en silencio ya me conocés. Y yo te muestro una y miles de mis caras, y a todas ellas las amás. Como yo amo que quieras descubrirme, y que te apasione ser parte de este cambio rotundo que atravieso mientras voy aprendiendo a amarte.
Me sorprendo a mi misma escribiendo sobre el amor, dedicándote unas palabras, sintiendo con cada oración.
Dijiste amarme: tus palabras me dieron un vuelco al corazón, la mejor de las caricias para mis oídos. Y yo lo siento también, pero te dije no estar lista para decirlo. Aceptás todo de mí, que esto lo aceptaste.
"Un te amo no es nada si se lo dice apresurado, por querer corresponderle a la otra persona, no es algo que se pueda decir por decir. Creeme que ya lo siento, tengo las palabras en la punta de la lengua, pero todavía no puedo decirlo".
Comprendiste, entonces, que para mí las palabras son un tesoro que por dentro guardan un significado inmenso, mucho más valioso que lo que nuestros labios son capaces de expresar. Comprendiste que con tus sentimientos no jugaría, porque todas y cada una de las cosas que te digo las digo porque las siento, porque tengo la necesidad de hacerte saber cuanto me importás, cuan valioso es para mí tenerte y decirte lo mucho que te quiero.
Porque te quiero, prefiero esperar al día en que mis labios se arqueen en un
te amo profundo y sincero. Con vos quiero hacer las cosas bien: compartir secretos y recuerdos, reírme de nuestras anécdotas y hasta incluso sonreír sin razón alguna. Estando con vos todo se ve muy claro, realmente no es tan complejo como parece, porque los dos sentimos lo mismo, en el momento exacto, y ya siento amarte.
Por dentro me encuentro mal, con temor, así como también estoy segura de lo que siento por vos. Lo sé cuando te miro, al despertar y al caer la noche, lo sé al pensarte, al soñarte, lo sé en estas palabras que te tienen de protagonista. No obstante, no somos nosotros los personajes principales de esta historia, sino que es este amor, que sin notarlo va tomando forma, apoderándose de nosotros hasta hacernos sentir las personas más fuertes y débiles del mundo. Este amor, que nos tiene dando vueltas, convirtiéndonos en los filósofos más curiosos, con nuestras preguntas y cuestiones acerca de estas sensaciones y emociones nuevas que nos provoca el estar con el otro.
Lo más hermoso de todo esto es que las preguntas no se ven obligadas a tener una respuesta. Lo hermoso de lo que estamos viviendo es el no saber que nos deparará el futuro y que tampoco importa demasiado descubrirlo. Vivimos ahora, en el presente, no existe otra razón por la cual celebrarte.
En secreto ya estoy amándote, y este libro empieza a escribirse solo...
Mis ojos sonríen en la noche. 
