Tenemos una forma establecida de lo que llamamos "belleza". Nos fijamos en lo exterior, creyendo que el físico, color de pelo u ojos es lo que verdaderamente importa a la hora de mirar a la otra persona. Pero la vista puede jugarte una mala pasada, y quizás pierdas a aquella persona que prejuzgaste sin tomarte la molestia de conocerla, o desilucionándote al descubrir que su belleza externa no es la misma que está en su interior. Para reflexionar...