El mundo giró a nuestro alrededor sin historias que vivir.
Mil recuerdos se apagan.
Aún quedan las cenizas antes de arder en llamas.
¿Quienes somos?
¿A qué le tememos?
Hay un final para esta historia que nunca fue escrito.

Skylar Grey - Wear Me Out

domingo, 6 de abril de 2014

Chau, timidez.

El sábado pasado había publicado una entrada sobre las chicas tímidas en el que hablo de sacar a la diosa que llevamos dentro y dejar la odiosa timidez a un lado. Bien, el martes saqué a esa diosa que hay en mí. Era el cumpleaños de una amiga y nos invitó a ir a bailar a unas amigas y otros amigos de ella. Al principio todo iba normal, bailamos, bebimos algo, nos divertimos. De tanta concentración de gente que había comenzamos a sentir que nos faltaba el aire. Dentro hacía mucho calor, así que salimos al patio del boliche. Dentro de los amigos de mi amiga, a quien voy a llamar Daira, había uno que llevaba el pelo larguísimo y tenía barba y bigote, yo lo había relacionado con un guitarrista o cantante de rock pesado, pero muchos otros llegaban a él eufóricos diciendo que era Jesús. El pedo que tenían algunos era increíble. Varios chicos se sacaron fotos con él, y, entre ellos, llegaron dos mejores amigos de la nada y se pusieron a hablar con nosotros. Yo había fichado a uno en particular. Lo miraba y él me miraba, y en una que otra ocasión me hablaba. Después desaparecieron y nosotros volvimos a entrar. Cuando de nuevo nos dio calor regresamos al patio a tomar aire fresco y nos sentamos. Uno de los amigos que habían aparecido antes se quedó hablando con Daira, así que los demás nos alejamos para que pudieran estar solos. En eso alguien me llama de atrás. Me doy vuelta y veo al chico que me había parecido lindo. Solo me pide el facebook y se va. Pero dos amigos del grupo no lo dejaron ir y lo fueron a buscar. El chico volvió, y me dijo: "Te pedí el Facebook, pero también quiero otra cosa." En ese entonces yo ya estaba nerviosa y tímida a más no poder, pero me dije que tenía que dejar a un lado esta timidez y aceptar a este chico que tanto me había encantado. No quería besar a un chico estando rodeada de tanta gente, así que nos alejamos de aquel tumulto de adolescentes.
Lo siguiente que pasó fue que me besó y de lo nerviosa que estaba no lo pude disfrutar y unos minutos después me fui. Lo único que pensé luego fue que seguramente nunca más iba a volver a saber de él; sin embargo, hoy me llegó su solicitud de amistad.
En fin, chicas, está bueno hacer algo inusual a veces. Algo de lo que no estamos acostumbradas a hacer pero de lo que nos encantaría animarnos. Yo me animé y tomé esta oportunidad que se me presentó.
¿Quién sabe? Quizás arriesgarse sí tenga su lado bueno después de todo.